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Programando Ando

19/01/2017 Escrito por Daniel 19374 vistas Tags: business, blog

Todos los días me siento frente a mi máquina junto con una taza de café para despertarme debido a mi poca afinidad a levantarme temprano, cosa que no le hace nada de bien a mi gastritis... debo decir, pero me mantiene despierto desde la primera hora del día laboral, las 9 de la mañana. Ya que me encuentro un poco más despierto ya puedo revisar los correos que se acumularon durante la noche (la mayoría SPAM) en donde me encuentro a empresas que ofrecen sus servicios y me encuentro muchos parecidos a los nuestros pero malos y no me llaman la atención, así que sigo borrando mail a mail hasta tener mi carpeta vacía, no debe quedar ninguno sin atender.

Reviso mis pendientes del día y me acuerdo que hoy es día de dedicarme a programar una nueva funcionalidad para un cliente, tengo que ponerme manos a la obra para poder cumplir con el deadline. Abro como 4 carpetas, Chrome y Aptana. Mis herramientas están en el escritorio listas para hacer algo que deslumbre, no puede ser algo solo por cumplir, tiene que deslumbrar para que no lo reboten.

Le doy vueltas en mi cabeza a un par de soluciones, escojo la mejor y empiezo a escribir código línea a línea, supongo que es una habilidad que he desarrollado con los años por que salen las líneas sin pedirlas, una idea se transforma en palabras y las palabras en código que como me dicen algunos amigos parece la Matrix (un poco exagerado, pero creo que así lo han de ver). Llevo unas 100 líneas de código y necesito un código que ya alguna vez había hecho, ¿A quién se lo hice?, recorro en mi mente más de 100 clientes a los que les hice algo parecido y empiezo a buscar entre páginas y páginas de códigos, esto me empieza a estresar.

Me desespero, no tengo el dato en mi cabeza luego luego, necesito limpiar un poco la mente y cambio de pestaña a Facebook o WhatsApp para contestar los 10 mensajes que se acumularon en estos minutos, los contesto e inevitablemente termino tonteando con algún artículo que me llame la atención de entre las miles de historias morbosas que te encuentras día a día. Me centro en una de Donald Trump que tiene un contador en retroceso para su entrada al gobierno, todos están muy paniqueados.

Termino de leer la nota y le doy siguiente a la canción que estaba escuchando porque no me latió mucho y en ese momento me viene el recuerdo… ¡Ya sé a quién le hice algo parecido! En ese momento dejo todo para ver el proyecto de hace dos años que tenía el código para lo que necesitaba, mi distracción al menos fue productiva y encontré las líneas que buscaba. Así funciona mi cabeza y aunque lo hace para justificar darme una vuelta por redes sociales, logra el trabajo, no me puedo quejar.

Copio sólo las 10 líneas de código que necesito, copio unas librerías, publico y funciona. Alivio. Agrego las líneas de código que me faltaban para terminar la funcionalidad, como es una funcionalidad pequeña solamente me toma la mañana de hoy.
Programar es un trabajo que me encanta, te permite crear cosas que muchos sólo se imaginan, creo que es de lo que más me gusta de todo esto. Te da cierta sensación de satisfacción que no se siente con cualquier cosa.

Voy a cambiar de proyecto y apenas es la mitad del día, vamos a hacer algo completamente diferente…

Programando ando.

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